El cinturón aprieta a los humildes
MATÍAS VALLÉS / BLOG.DIARIODEMALLORCA.ES/ALAZAR El urbanismo mallorquín se rige por la ley de la selva. En los trabajos preparatorios del catálogo de Espacios Naturales, el lápiz se deslizaba por el mapa de la isla hasta que una voz autorizada advertía "esto es de Fulano", y se paralizaba el trazado. Al ensayar otra dirección, el representante de un partido reivindicaba "esto es de Mengano", y la protección volvía a interrumpirse. Por fin, se pronunciaba un tranquilizador "esto no es de nadie", y Don Nadie se convertía en ANEI. Con todos los respetos, los vecinos del Camí del Reis afectados por el Segundo Cinturón son demasiado humildes para que la pérdida de sus propiedades desvele a los gobernantes. Tanto allí como en el precedente de Can Pastilla, se trata curiosamente de zonas deshabitadas de cargos políticos. Mejora la convivencia, se dispara el riesgo de desplome.
En el desdoblamiento de la carretera de Valldemossa –iniciado por el Pacto de Progreso–, en la carretera de Manacor –UM– o en la autopista de Inca –PP–, los Fulanos y Menganos de Balears contemplaron cómo el asfalto realizaba un eslalom que sorteaba o favorecía sus propiedades. Los vecinos de Camí dels Reis, La Soledat o Can Pastilla deben combatir al aire libre, los Fulanos resuelven en los despachos. Seguridad jurídica, sin duda.
El caos urbanístico mallorquín es tan perfecto que bloquea la materialización de las medidas para salir del laberinto. El exceso de población hace el resto. Cada metro cuadrado de la isla cuenta con un afectado, que hoy no se calla. Para proceder a la cirugía se necesitaría un gobierno a la china, que puede llegar con las mayorías del PP. Sin embargo, es difícil construir un Cinturón con los expropiados abrazándose a los árboles. Frente a las emociones particulares, ningún partido dispone del pedigrí para invocar el bien común, y menos todavía el Tribunal Superior, que todavía ha de aplicar la paralización cautelar de Son Espases ordenada por el Supremo.
Por supuesto, el Segundo Cinturón no pretende esponjar Palma, sino acabar de colapsarla ahora que empezaba tímidamente a vaciarse. El único alivio para los vecinos de Camí dels Reis es el carácter utópico de la ampulosa Vía Apia Conectora. Al fin y al cabo, el modesto tercer carril de la Vía de Cintura les ha entretenido toda la legislatura, y todavía no han conseguido acabarlo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada